Tras leer las encuestas del CIS, (y no por la profecía) que otorgan la mayoría absoluta a una probable alianza de PSOE-IU, me reafirmo en el deseo, que ya he manifestado en numerosas ocasiones desde hace varias legislaturas, de abandonar este país líder en corrupción; el más corrupto de Europa y próximo a niveles de estados no democráticos. Soy rehén de mi edad; con unos años menos ya habría cantado "adiós mi patria querida", porque, ¿qué esperanza hay para mis hijos y mis nietos que sí tienen derecho a un futuro? y se ven inermes ante el proceloso panorama presente y el porvenir. Tal vez se conviertan en generaciones perdidas hasta que llegue la catarsis.
Asistimos a un simple juego de blanco o negro, rojo o azul, con escasas diferencias entre ellos en su proyecto político. Unos fueron barridos en esta legislatura por su acreditada demostración de incapacidad, y ahora se descubre, que al destapar un poco la olla, la pestilencia es insoportable. A continuación a los sindicatos se les empieza a ver su cara B; seguro que saldrán a flote sus inmundicias. El partido en el poder barrió, pero no ha precisado mucho tiempo para demostrar su incapacidad y también su olla huele a podrido. La oposición no tiene más objetivo que poner altavoz a la porquería del gobierno, y este solo intenta defenderse de lo que es evidente, pero en cuanto tenga algún respiro, hará lo mismo con la oposición. Esta, aprovecha el momento, para seguir golpeando en la corrupción y dejar KO al gobierno, sin importarle un bledo la ciudadanía, solo desalojar al inquilino para ocupar él la atalaya, desde donde repartir prebendas y "pos-bendas", mantener el nepotismo, refrendar jubilaciones apenas trabajadas, en definitiva, los mismos cerdos con distinto rabo, pero con objetivo común.
Solo hay una solución: Negarse a acudir a las urnas mientras no haya una nueva ley electoral y como consecuencia, se derive lo que la ciudadanía está cansada de pedir: ¡Fuera el político de profesión! ¡Cuatro años de servicios al país y después a su casa y a su trabajo! ¿¡Qué hacen Rajoy, Rubalcaba, Arenas, Guerra y tantos cientos de "listos" que da lo mismo quien gane, si ellos tienen su puesto seguro!?
No está en las manos de ellos cambiar lo que no desean cambiar, está en las nuestras. ¡Cagendiez!
Siempre hay quien esté dispuesto a votar a algún partido, porque su ideal es puro e inocente, y cree que con ello ayuda a su país, pero salvo los que se benefician de alguna forma, el resto, al poco tiempo, lamenta su voto perdido.
Asistimos a un simple juego de blanco o negro, rojo o azul, con escasas diferencias entre ellos en su proyecto político. Unos fueron barridos en esta legislatura por su acreditada demostración de incapacidad, y ahora se descubre, que al destapar un poco la olla, la pestilencia es insoportable. A continuación a los sindicatos se les empieza a ver su cara B; seguro que saldrán a flote sus inmundicias. El partido en el poder barrió, pero no ha precisado mucho tiempo para demostrar su incapacidad y también su olla huele a podrido. La oposición no tiene más objetivo que poner altavoz a la porquería del gobierno, y este solo intenta defenderse de lo que es evidente, pero en cuanto tenga algún respiro, hará lo mismo con la oposición. Esta, aprovecha el momento, para seguir golpeando en la corrupción y dejar KO al gobierno, sin importarle un bledo la ciudadanía, solo desalojar al inquilino para ocupar él la atalaya, desde donde repartir prebendas y "pos-bendas", mantener el nepotismo, refrendar jubilaciones apenas trabajadas, en definitiva, los mismos cerdos con distinto rabo, pero con objetivo común.
Solo hay una solución: Negarse a acudir a las urnas mientras no haya una nueva ley electoral y como consecuencia, se derive lo que la ciudadanía está cansada de pedir: ¡Fuera el político de profesión! ¡Cuatro años de servicios al país y después a su casa y a su trabajo! ¿¡Qué hacen Rajoy, Rubalcaba, Arenas, Guerra y tantos cientos de "listos" que da lo mismo quien gane, si ellos tienen su puesto seguro!?
No está en las manos de ellos cambiar lo que no desean cambiar, está en las nuestras. ¡Cagendiez!
Siempre hay quien esté dispuesto a votar a algún partido, porque su ideal es puro e inocente, y cree que con ello ayuda a su país, pero salvo los que se benefician de alguna forma, el resto, al poco tiempo, lamenta su voto perdido.
No tendría ningún inconveniente en firmar yo esta entrada. Un abrazo desde mi mejana
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