EL PRECIO DE UN RIÑÓN

EL PRECIO DE UN RIÑÓN

Un vecino de Jerez, padre de tres hijos, parado, de 40 años, sin recursos económicos y agotadas todas las prestaciones sociales, ha decidido ofrecer  un riñón a cambio de un  puesto de trabajo. Esta noticia que unos años atrás no tendría sentido, hoy suena como un estallido en las sienes de quien a fuerza de buscar, pedir, suplicar y es posible que hasta mendigar, ha perdido toda esperanza. Solo le queda echarse al monte. Esa locura transitoria de arrancarse un riñón a cambio de un trabajo, no puede ser más que el paroxismo de su desesperación que le conduce a un brote de enajenación mental. Quien debe evitarlo lo tiene bien protegido, "el riñón bien cubierto", y solo le advierte que esa práctica está castigada con 12 años de prisión si persiste en su determinación extrema. Es la Consejería de Salud de Andalucía quien no le ofrece opción. Más o menos, puede Vd. morirse de hambre, pero el riñón, ni tocarlo. Ante lo dramático del hecho, hay que pensar que las leyes están para cumplirlas, y que si se sentara un precedente, ¿cuántos parados de larga duración, carentes del mínimo vital y desesperanzados, estarían dispuestos a vender un riñón? ¿Y cuántos ofrecerían un trozo de hígado,  un pulmón o incluso un ojo? Y si en España está prohibido, ¿no comenzarían a tomar contacto con los buitres humanos?¿No existen ya muestras suficientes alertando sobre los que al margen de la ley se aprovechan de estos desvalidos? La donación de órganos es en España el máximo exponente de la generosidad de donantes en vida, de familias que lo autorizan en caso de fallecimiento y de personas vivas que se someten a donación para un familiar. Es de los pocos valores que aún atesora nuestra sociedad. Hay que encontrar soluciones para alejar de los desheredados esa idea, que a la vista de los depredadores que nos acechan, pueden toparse con alguien que le dé un trabajo a cambio de un riñón, pero un trabajo con contrato en precario y con despido libre.