jueves, 7 de agosto de 2014

LOS TELEDIARIOS MIENTRAS ALMUERZO
Sería más cómodo apagar la TV mientras almuerzo... Ojos que no ven, corazón que no quiebra, dice el refrán, pero me parece una cobardía cerrar los ojos ante el dolor ajeno. No digo que Israel no tenga derecho a vivir en paz y que los palestinos puedan compartir las tierras bíblicas con ellos; pero, sin entrar en los derechos de unos y otros, de la inutilidad de la ONU y de la hipocresía de los sátrapas que dirigen las grandes potencias, mientras sean los intereses económicos los que primen sobre los humanos, esta historia en Oriente Medio no tendrá fin. Ese dramático y dilacerante espectáculo de inocentes, como esa niña de seis meses que hoy ha muerto con seis días de vida, víctima de las bombas, debe acabar. Y no está solo en las manos de quienes dirigen desde sus poltronas las acciones de unos y otros. ¿Qué autoridad moral tiene Obama para reprender a Putin por su ayuda a los rebeldes de Ucrania? O ¿En qué código ético se basa este pájaro, para hacerse el sueco en la responsabilidad que tiene por el derribo del avión en Ucrania?
Solo recuerdo una victoria feliz de las armas, y fue cuando el ejército portugués, en lugar de apretar el gatillo, para alcanzar la democracia, tapó las bocachas de sus fusiles con un clavel desoyendo a sus superiores. Tal vez sea la desobediencia la que nos lleve a la paz y que sean los sátrapas quienes se maten entre sí. Tal vez la desobediencia frente a los gobiernos corruptos. Tal vez la conciencia de que todos somos mucho más que quienes nos dirigen. Claro que, por encima de todos ellos, está la poderosísima industria del armamento, que es la que debería explotarle en las manos a quienes las dirigen y, de camino, a los Obama y Putin de turno por alimentar esa fábrica letal o lo que es peor, estar a sus órdenes

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