sábado, 18 de abril de 2015

AÑO ELECTORAL

Está claro que estamos gastando lo que no tenemos y jugando a blanco o negro en esa vorágine ludópata de los dirigentes respecto a nuestros intereses: Si esta actividad produce rédito electoral, cuando ganemos, ya habrá tiempo para buscar los paños calientes, y si no lo produce, el que venga detrás, que arree. Esta es una tónica general en periodo electoral. No debe sorprendernos que nuestras autoridades traten de aferrarse a sus sillones. Es lógico; han hecho de la política su forma de vida. La comedia humana nos conduce a situaciones esperpénticas que, como sólo son analizadas por la visión crítica de medios de comunicación, en todos los casos, afines a distintas tendencias políticas, manejan los tiempos y las masas al son que les conviene, y terminan creando en el ciudadano un caos a la hora de formarse un criterio racional y reflexivo que, en el mejor de los casos, se siente desmotivado y alienado –pérdida de identidad- objetivo de los que luchan por el poder y que se presentan como salvadores. Empezamos a oír ruidos de babuchas –que al menos son menos malos que los pasados ruidos de sables-, aunque si pensamos que los ruidos de sables atentaban a nuestras libertades, los ruidos de babuchas atentan contra nuestra dignidad y nuestra inteligencia, porque son precursores de los más rastreros compañeros de cama; al menos a mí, una reunión de Zapatero, Bono e Iglesias, no me produce ninguna tranquilidad. Las alocadas carreras de pasillos de Izquierda Unida para mantener su situación de co-gobernabilidad en Andalucía, y el temor a perder sus sillones, hacen que el amarillo se refleje en sus semblantes. La sensación en la ciudadanía de corrupción generalizada en la derecha, aún sin desenmascarar, y el adelantar unos meses la libertad condicional de Damocles-Bárcenas, no hace sino levantar sospechas incriminatorias que no favorecen sus debilitadas expectativas electorales. La esperanza de los descontentos, hartos y decepcionados, recogidos en ese trasmallo por el que no pasarán los que dudan de que, los que critican la casta, no estén también por la pasta.
Con un ojo puesto en el panorama nacional y el otro en Grecia, este domingo, iniciamos un año en el que nuestra joven “democracia” va a precisar que nuestros manes, lares y penates nos protejan de la farsa que nos espera y, sobre todo, de una brújula que nos oriente en la dirección que tiene que tomar nuestro voto

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Foto de Alberto Boutellier Caparros.

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