martes, 23 de julio de 2013

…Y SE FUE
Lo vi llegar con pasos inseguros,
cansado, hasta el refugio en su rincón,
lucía sus mejores atavíos
raídos por el tiempo.
Fundidos  tal vez
con lágrimas de sangre  y de lamentos.
Mirando sin ver
el desfile de anónimos extraños,
observa los pies
de gentes que caminan afanados
en  busca de sus metas y objetivos,
en  tanto que él,
perdida   para siempre la esperanza,
acepta  resignado su destino
y sueña con colores… y con nubes
que abrevien su dolor y le liberen,
partiendo, sin apenas hacer ruido.
redimido, ¡adiós, mi triste sino!


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