jueves, 17 de julio de 2014

¿QUÉ PASA CON NUESTRO CEREBRO?

Esta reflexión pretende ser provocadora y polémica y tiene, por tanto, como objetivo abundar en los múltiples puntos de vista que, sin duda, han de enriquecer la pregunta. Soy consciente de que algunas de mis conjeturas, parecerán en sí mismas contradictorias.

A veces me pregunto si nuestro cerebro camina hacia un mayor desarrollo o hacia su deterioro por anquilosamiento. La evolución solo viene de la mano de la supervivencia, y las especies que no son capaces de sobrevivir, es que no han evolucionado ni se han adaptado al medio.

Acepto que, las nuevas tecnologías, han puesto en manos de la ciencia médica, por citar tan solo un campo de utilización, instrumentos para alcanzar cotas impensables en cirugía, cuyos logros, casi rayan la ciencia ficción.

Sin embargo el diseño gráfico, por ejemplo, ha hecho desaparecer la existencia de dibujantes, pero ha dado pie a una nueva profesión de técnicos, cuya creatividad está facilitada y dominada por programas informáticos.

Las impresiones digitales consiguen efectos sobre lienzos, que nos hacen ver los espacios con transparencias, profundidades y atmósferas propias de una pintura al óleo. A esto yo le llamaría falsa creatividad. El photoshop, capaz de lo inverosímil, transforma una imagen al usar miles de efectos que permiten al creador, realizar una obra a la que su cerebro ha aportado poco, y al amparo de esto, han nacido los nuevos artistas de la informática, a quienes no resto ni un gramo de su mérito.

Los escritores, sin las herramientas de internet, serían menos y con un vocabulario más pobre. Ya no parece imprescindible atiborrarse de libros de literatura, para adquirir los conocimientos precisos, que le permitan redactar un texto culto; un golpe de tecla pone a su disposición, sin el menor esfuerzo mental, todo lo necesario, aunque esta facilidad no le convierta en erudito.

Si de repente desapareciera el soporte informático de las nuevas tecnologías, apenas sabríamos multiplicar, dibujar, realizar ciertas intervenciones quirúrgicas… y solo estaría al alcance de los sabios y expertos la posibilidad de expresarse correctamente.

Sin entrar en los sistemas de educación, sí se aprecian los resultados de una cierta "vagancia cerebral" en universitarios que no se privan de adornar sus escritos con abundantes faltas de ortografía, o la desdeñosa indiferencia de nuestros jóvenes de escribir como hablan.


No hay duda de que hemos avanzado mucho en la medicina desde la cultura egipcia, donde ya la cirugía realizaba trepanaciones craneales; pero han tenido que transcurrir casi 4.000 años hasta el descubrimiento de la penicilina para progresar, aunque más lentamente que la cirugía, por carecer de los mismos soportes tecnológicos, y los logros obtenidos, han sido a costa de ímprobos esfuerzos de los investigadores...

Podría parecer que pretendo denostar a las nuevas tecnologías; nada más lejos de mi intención. Solo reflexiono sobre el acomodo y la vagancia, a la que nuestro cerebro se va adaptando casi sin darse cuenta, influido por la facilidad que nos da el apretar un botón; pero lo que más me alarma, es el asalto al poder de estas herramientas por parte de los tiburones que dominan el mundo.

¿Qué podría esperarnos tras un apagón provocado?

Confío en que siempre nos quedará el ingenio. O no… Según…

Alberto Boutellier Caparrós
Socio colaborador de la Academia

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