sábado, 18 de abril de 2015

SIENTO LA PRIMAVERA


Solo han transcurrido diez días desde que irrumpió la primavera. Luce radiante el sol sobre un cielo azul, casi tan bello, como los ojos de los ángeles. Soy hombre de luz. La oscuridad... para los murciélagos. La noche... para los noctámbulos. Apenas sin percibirlo, un Machado redivivo nos recordará que, como cada año, " La primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido, la primavera ha venido. ¡Aleluyas blancas de los zarzales floridos!", 
He oído el zumbar y el bordoneo de la primera abeja sobre las margaritas , como embajadora de legiones prestas a libar. Ya presienten el olor de azahar y comienza su laborioso trasiego de pólenes con vida. Las yemas de los cerezos y naranjos inician sus gritos de parto puntual en su cita con la estación. Ya he percibido los primeros pu-pu-pú de las abubillas sobre el tejado. Sueño con el abandono de los reúmas y me ilusiono con ver sobre los prados el nacimiento de potrillos y corderos. El vibrar como diapasones de sus temblorosas patas. Percibir cómo la savia fluye y la sangre se altera. Las alergias dominadas y por dominar. La explosión de los verdes. El piélago de las mieses. El corretear de las perdices. Los primeros saltamontes, que no saltan ni colinas, solo simples y alocadas piruetas.
Mi corazón está presto a la euforia. Mi mente se rebela contra la incertidumbre. Me refugio en el haiku para huir del futuro y sumergirme en el ensueño...
Huye la oruga
de su cárcel de invierno
vuela feliz

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