viernes, 18 de diciembre de 2015

ESTE PAIS ES UN CACHONDEO


Extravagante, descabellado, absurdo, peripatético… cualquiera de estos calificativos sirve para nominar a este país en el que, para nuestra desgracia, lo están convirtiendo estos políticos de chicha y nabo; politicastros que saben dirigirse a silenciosos corderos que solo sabe entonar una nota monocorde, ¡beeeeeeeeeeeeee!
Esto sucede cuando a través de los medios de comunicación o asistiendo a los mítines se oye hablar de regeneración desde la degeneración, de honradez desde la corrupción, de derogar políticas para mantenerlas si llegan al poder, del sí pero no, del “de entrada no, para después ser sí”, de la imposición de las ideas de unos pocos sobre el resto, con una chulesca desobediencia civil y un desafío al orden constitucional y a la ley.
Miserables dirigentes, ¿qué pretenden ustedes con estas provocaciones? No todos somos ganado lanar, algunos, muchos, pensamos y sabemos cómo usan la demagogia, cómo son capaces de navajearse entre ustedes mismos, de cohabitar con adversarios a los que no soportan su aliento a cloaca, todo sea por morder un trozo de poder.
Ya en el colmo de la estulticia vemos a un Aragón en el que su parlamento autonómico decide que se implante, como lengua vehicular, un dialecto que solo lo hablan 50.000 personas, el 5% de la población aragonesa. ¿Pero es que no tienen algo más sensato en qué pensar?
Me he quedado “a cuadros”; “alucino” como un chaval, cuando leo hoy que Don Julio Rodríguez, hasta hace poco Teniente General y Jefe del Estado Mayor de la Defensa de España, se pasa a la política y además en las filas de Podemos. ¿Cómo puede entenderse esto? Se entiende la sonrisa seráfica de Pablo Iglesias porque, sin duda, el efecto publicitario es clamoroso, pero ¿qué les une? o ¿qué podrá salir de este pasteleo?
Sinceramente, me coge algo mayor para emigrar a cualquier parte del mundo. Cuando miro a Europa, empiezo a sentir vergüenza de llamarme español.

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